Hacia 1916 Yrigoyen era el nuevo Presidente de la Nación pero durante su primer mandato debió enfrentar a:
- la mayoría de las provincias (que continuaban en manos de los conservadores)
- el Congreso (en donde el Radicalismo era minoría)
Por estas 2 resistencias los Proyectos de Ley presentados por el Radicalismo eran rechazados en el Senado y nunca aprobados.
Por ello, Yrigoyen recurrió a un USO DESMEDIDO DE LA INTERVENCIÓN FEDERAL a las provincias (con el objetivo de ir eliminando a los opositores conservadores).
Otra de las polémicas estrategias implementadas fue la práctica del PATRONAZGO o CLIENTELISMO, que consistía en "comprar voluntades" (lo que le permitía mantener y ampliar su base electoral sin medir las consecuencias que tenía sobre el enorme incremento del gasto público).
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